Miguel Cabrera llegó a la ciudad de Toronto, en la que sus Tigres debían
disputar tres compromisos ante los Azulejos, el nativo de Maracay aún le
restaba un juego de la suspensión de seis que tuvo por el incidente con el
receptor de los Yanquis, Austin Romine.
La tarde del viernes sólo se le vio en el pasillo del clubhouse por el
cual transitan los jugadores hacia el dogout. No estuvo en ningún momento en el
terreno, intentaron conversar con él y sus palabras fueron; "no hoy no
puedo, mañana o el domingo sí".
El sábado estuvo alineado como tercero y primera base, antes de iniciar
el entrenamiento previo al partido se le vio reunido con Omar Vizquel y Miguel
Montero, a escasos metros de ellos se podía apreciar que comentaban de la pelea
entre el aragüeño y Romine.
Después de la plática, el receptor del conjunto canadiense se iba al
camerino, cuando su tocayo le preguntó; "¿Quieres el bate?
Llévatelo". Montero se fue con su bate y el de su compatriota. Cabrera se
quedó tomando rodados en la inicial junto al mexicano Efrén Navarro y luego se
dirigió a la caja de bateo para tomar sus respectivas rondas.
En su primer turno desde el primero de septiembre conectó cuadrangular
por todo el jardín izquierdo para abrir el marcador, primer vuelacercas de
Miggy desde el 26 de agosto. Finalizó la tarde de 4-2 con dos anotadas y un par
de empujadas.
El domingo para el momento de abrir el clubhouse a la prensa (10:00 am)
Cabrera ya había llegado al Rogers Centre, no se encontraba en la parte a la
que tienen acceso los periodistas, pero sí estaban sus pertenencias en su
puesto.
Alrededor de las 10:10 se le vio ya cambiado con un short y en cholas,
algo habitual para los jugadores los domingos antes del compromiso, ya que es
el único día de la semana en que el entrenamiento es opcional en la gran
mayoría de los conjuntos.
Se dirigió rápido de un extremo al otro y salió con el dominicano Jeimer
Candelario, no pasaron 10 minutos y regresaron ambos. "Arepas, arepas...
llegaron las arepas papá", exclamó el inicialista, en tono alto y en
perfecto español, aunque todos los presentes lo escucharon, varios de ellos no
le entendieron. Sin embargo, igual voltearon a verlo a él y a la bolsa que
traía en su mano.
Se sentó en la mesa que está en el medio del clubhouse, en la que ya
estaba Aníbal Sánchez, Navarro y Bryan Holiday. "Mira lo que hay aquí.
Arepa de pabellón; caraotas, carne mechada, tajada y queso. Lo que le falta es
el arroz"; dijo Cabrera, que mientras comía no paraba de alabar lo bueno
que era comerse una arepa.
Invitó a su compañero Holiday a comerse una empanada de queso, que
también había en la bolsa, pero unos minutos más tarde bromeó con él. "No
te vayas a comer todas las empanadas, tú no puedes, mira que tú eres catcher,
no primera base". También mientras Cabrera, Candelario y Holiday comían,
Sánchez, que era el lanzador abridor para ese día se distraía llenando un
sudoku y Navarro veía un documental desde su celular.
A pocos minutos para las 11:00, momento en el que cierran el clubhouse
para la prensa, Cabrera y sus compañeros ya habían terminado de comer, se
quedaron unos minutos sentados conversando y luego se iban a la parte de atrás
del camerino para un meeting antes del compromiso. Ese día ningún jugador de
Detroit salió al terreno antes del juego, sólo en los minutos previos al primer
lanzamiento para terminar de alistarse para el partido.
Al final del encuentro los Azulejos se llevaron la victoria y se
quedaron con la serie (2-1) de tres compromisos ante la tropa que dirige Brad
Ausmus.
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