martes, 6 de junio de 2017

Martín Pérez: Confío en mi curva como en mi recta y mi cambio



Para muchas personas pueden imaginarse que ser lanzador abridor de grandes ligas o en el beisbol profesional resulta más sencillo que jugar una posición, más allá del rol que desempeñan dentro del terreno lo piensan por no tener que estar acción todos los días.
Un abridor lanza cada 5 días, por lo que tiene cuatro días de "descanso", algo que es surrealista. El que conoce de este deporte sabe todo lo que debe trabajar un lanzador de una rotación para poder estar listo para su siguiente apertura.
"El año pasado estaba en el proceso de tomarme una hora para calentar mi brazo, ya voy para 3 años de operado y ya el brazo está en su total normalidad, en estos día lancé 115 pitcheos y al otro día amanecí como sino hubiese pichado. Pero ahí es donde tú tienes que tener cuidado que no sientes ninguna molestia, pero el brazo siente su fatiga entonces ahí es donde uno tiene que ser inteligente", expresó Martín Pérez.
Aunque el zurdo fue operado de la cirugía Tommy John en 2014 y manifestó sentirse mucho mejor en cuanto a su preparación previa a cada salida, no pierde la costumbre de seguir trabajando. El nativo de Guanare llegó bien temprano al Rogers Centre, ese día iniciaba su equipo una serie de cuatro compromisos ante los Azulejos de Toronto, pero en ninguno de ellos iba a lanzar él. Sin embargo seguía preparándose para su próxima salida. Dos noches antes le había tocado laborar, por lo que ese jueves soltó largo su brazo. Habitualmente los pitchers siempre salen antes al terreno que los jugadores de posición, se van al jardín derecho o el izquierdo dependiendo cual sea su dogout y allí realizan el plan de trabajo que les corresponda para ese día. Mientras los serpentineros de Texas se encontraban en el jardín derecho, jugadores de Toronto terminaban sus rondas de bateo para retirarse y cederle el campo a sus rivales.


Al concluir su rutina cada lanzador se ubica en algún lugar de los jardines para colaborar en fildear las conexiones de sus compañeros que están bateando. Tres cuartos de hora tardó el entrenamiento de los dirigidos por Jeff Banister ese día (es el tiempo promedio para juegos en la semana) y al finalizar Pérez se dirigió al clubhouse con su compañero Alex Claudio, pero antes  se detuvo para tomar agua y de manera cordial prefirió dar la entrevista para el día siguiente. Para ese momento eran las 6:15 de la tarde y el primer a las 7:07 se cantaba play ball.
El viernes ya no iba a soltar largo, le correspondía hacer una sesión de bullpen. Del año pasado a este la evolución en su pitcheo quebrado ha sido notable, por lo que le da mucho crédito a este tipo de trabajo. "Eso me ha ayudado muchísimo también, no solo para ponchar sino para marcar mi primer pitcheo en strike también, yo creo que un abridor con un buen staff, tres pitcheos plus, tres pitcheos buenos va a tener mucha carrera en este nivel y es lo que he tratado de aprovechar. Me siento bien con ese lanzamiento para ponerme arriba en el conteo", refiriéndose a la curva. "Como confío en mi recta y mi cambio también confío en mi curva. Es un pitcheo que te puede sacar de paso en cualquier momento. A diferencia del cambio y la recta llevan el mismo movimiento, la curva es un pitcheo que va de arriba hacia abajo y eso me ayuda a cambiarle la vista a los bateadores".


Aunque sólo se pudo apreciar lo que hacía Martín dentro del terreno, también hace otros tipos de trabajo fuera del campo para mejorar cada día. "El balance es algo muy importante para los lanzadores, por eso trabajo mucho en ello", mientras lo comentaba hacía un gesto de como hacía el ejercicio, que por lo general se sube con una sola pierna en un semicírculo inflable. Esto le ayuda mucho al momento después de levantar su pierna y descender para soltar la pelota.
Una de las metas de cualquier abridor es superar las 200 entradas por temporada, Pérez se quedó a un inning y un tercio en 2016, pero se mostró satisfecho porque por lejos ha sido la cantidad más alta en su carrera y el siguiente paso es arribar a las dos centenas y a pesar que los números no reflejan cuanto trabaja día a día, se mantiene optimista y su principal objetivo es darle el chance para que su equipo gane, más allá de los triunfos individuales.

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