lunes, 12 de septiembre de 2016

David Ortiz se despidió de Toronto por todo lo alto


No sólo batear y dar cuadrangulares te garantiza el cariño y el aprecio de los fanáticos, debes dar más que eso. Ese es el caso del dominicano David Ortiz, que aparte de las emociones que le dio a los aficionados de Boston también se ganó el cariño y el respeto de los que siguen este deporte. 

La humildad, el carisma y su comportamiento fuera del terreno son aspectos que pueden determinar la carrera de un deportista, todos esos los aprobó el dominicano. Aunque privó a los seguidores de sus rivales celebrar en muchas ocasiones por sus batazos claves, es imposible para la mayoría guardarle rencor. Desde el viernes hasta este domingo fue aplaudido por la mayoría de los presentes en el Rogers Centre, para reconocer su trayectoria en lo que fue posiblemente su última visita a la casa de los Azulejos como jugador.


¡Papi, papi, papi, papi! gritaban los fanáticos de Toronto al ver al dominicano salir del dogout. La emoción que reflejaba las caras de jóvenes y adultos es indescriptible. Banderas, afiches, franelas con el número 34, fueron algunos de los símbolos que rindieron tributo a un personaje que es una estrella en el diamante y un ser humano excepcional fuera del campo. Es tanto el honor que merece que nos quedamos cortos en aplausos y agradecimientos. Nos faltaron juegos Big Papi, nos vas a dejar con las ganas de seguir viendo tus largas conexiones. Es que al final el deporte es para eso, para disfrutar de jugadores que lo entregan todo en el terreno por su equipo y sin duda el dominicano fue uno de ellos.

Es muy difícil no querer a Big Papi. Se ganó no sólo nuestros corazones, sino nuestra memoria ¿Quién no atesorará un jonrón del grande de dominicana? Parafraseándolo, David Ortiz es de los nuestro, personal. Todos los seguidores, periodistas y conocedores del beisbol nos quedaremos con algo de él.


Su despedida no podía ser de otra forma, un partido en donde reinaron los cuadrangulares, Ortiz no podía quedarse afuera. Big Papi le conectó un jonrón a su compatriota Joaquín Benoit en la sexta entrada con 2 corredores en circulación, para darle la vuelta al marcador y colocar arriba nuevamente a Boston. Aunque silenció a las más de 48 mil personas presentes, no recibió abucheos. En el octavo acto tomó lo que fue su último del partido y fue ponchado, de regreso al banquillo fue ovacionado una vez más.

Toronto tuvo la capacidad de reaccionar y colocarse arriba en la pizarra gracias a un grand slam de Troy Tulowitzki en el tercer inning, pero sus lanzadores no fueron capaces de mantener la ventaja y cayeron derrotados 11-8. De esta forma los Medias Rojas le sacan nuevamente 2 juegos de ventaja al equipo canadiense que quedan igualados con los Orioles de Baltimore en el segundo lugar del Este de la Liga Americana.


El juego terminó con la derrota de los locales, los equipos entraron cada uno en su clubhouse. Ortiz volvió a salir minutos después de finalizado el partido y aunque la fanaticada de Toronto estaba derrotada no dudo en aplaudirlo de pie. Sin importar que él fue quien dio el batazo que sentenció el revés de los Azulejos la afición se alzó para reconocer no sólo su participación este día sino para honrar toda su carrera profesional, había que festejarlo. 

¿De qué otra forma uno se despide de un jugador como Big Papi?

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